Aprovechando que el país se prepara para recibir el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya en torno al diferendo marítimo que sostenemos con Chile, el presidente Ollanta Humala ha logrado una tregua con los partidos de oposición y con quienes han venido criticando su gestión, luego de varios meses de confrontaciones y de un inaceptable manoseo de instituciones fundamentales para la vigencia del Estado de derecho, así como de un reciente comunicado en el que los empresarios agrupados en la Confiep pintaban un escenario catastrófico en defensa de sus intereses. 

Así, hemos visto desfilar por Palacio de Gobierno a autoridades locales y regionales, a líderes de partidos políticos, a los cuestionados ex presidentes García y Toledo y a los siempre inquietos empresarios, respaldandola posición peruana, confiando en que la justicia internacional nos dé la razón ante nuestro vecino del sur.

Sin embargo, en medio del clima de tranquilidad que ha buscado generar el gobierno, vemos también que hay quienes vienen exacerbando un nacionalismo de ocasión, como el ex presidente Alan García, quien agita la bandera peruana para mostrarse como un adalid de la defensa de los intereses nacionales, cuando a lo largo de su segundo gobierno desarrolló una política bastante lejana de los mismos. Además de que se preocupó muy poco o nada por los miles de compatriotas que viven y trabajan en diversos países, entre ellos el vecino país del sur, y sí mucho por promover la presencia de la gran inversión extranjera, entre las que se encuentra la que proviene de Chile.

De otro lado, nos llama la atención el excesivo entusiasmo de analistas, políticos, periodistas y empresarios, en el sentido de que la Corte de La Haya nos dará la razón; o, en último caso, que de todas maneras ganaremos ‘algo’. O que con la sentencia el asunto se habrá resuelto, como si a ambos lados de la frontera no existieran ‘halcones’ que sueñan con un enfriamiento o, peor aún, con un conflicto y que, ni bien sea conocidoel fallo, buscarán exaltar los ánimos en uno u otro sentido, siendo fundamental el rol de la prensa para no izar las banderas de la confrontación y el enfrentamiento con nuestros vecinos, en nombre de un absurdo nacionalismo decimonónico.

En Noticias SER esperamos que tanto Chile como Perú acaten la decisión que la Corte Internacional de Justicia tome, respetando las reglas de juego a las que nos sometimos al iniciar el proceso. Y que en nuestro país, una vez conocida la sentencia, la clase política no continué en el torpe y sucio juego de poner en riesgo la institucionalidad, tal como lo ha venido haciendo en los últimos meses con el Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo y el Ministerio Público. Por ello, si logramos que el 27 de enero sea un parte aguas en nuestra relación con nuestro vecino del sur, habremos demostrado que es posible vivir en un Estado en el cual las reglas de juego y las instituciones se respetan.