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El cambio climático y su impacto en el Perú

Por: Richard Apaza

Publicado: 2015-01-23

El 30 de octubre del 2011, la población mundial llegó a siete mil millones. Esto significa que en aproximadamente 200 años, la población mundial se ha multiplicado siete veces, porque en el 1800 éramos solo mil millones. Actualmente, superamos los siete mil 200 millones de habitantes. ¿Qué tiene que ver todo esto con el cambio climático? Con una mayor población, la demanda de recursos naturales, entre ellos los no renovables - como los combustibles fósiles – aumenta, a medida que sube la cantidad de personas, y ello tiene una relación directamente proporcional con la generación de gases de efecto invernadero. Entonces, a mayor población, mayor cantidad de emisiones, las mismas que, acumuladas en la atmósfera, han llegado (mediante el efecto invernadero) a cambiar las principales características del clima, incluso a nivel mundial. 

Con el crecimiento poblacional, nuestro planeta ha presenciado grandes cambios en la sociedad humana, como la “revolución industrial”, el notable “avance tecnológico”, la “globalización”, y otros; todos ellos con indudables repercusiones ambientales, como el uso (incluso la depredación) de recursos naturales y energía, así como la inevitable generación de residuos (sólidos, líquidos y gaseosos). Es necesario, entonces, comprender que toda persona, sin excepción, cotidianamente requiere satisfacer sus necesidades vitales (alimento, vestido, vivienda y otros) y para ello consume bienes y servicios; vale decir: usa los recursos naturales (materia y energía). La relación existente entre “consumo” y uso de recursos naturales podría llamarse “sostenible” cuando no genera, con el paso del tiempo, un desequilibrio en los ecosistemas. Empero, el acelerado crecimiento poblacional mundial, el constante cambio tecnológico y el incremento de tendencias distorsionadas de consumo (léase consumismo) han derivado más bien en profundos desequilibrios en los ecosistemas, hoy llamados “problemas ambientales” como: calentamiento global, cambio climático, efecto invernadero, extinción de especies, desertificación, entre otros.

Sería relativamente fácil ser renuente a responsabilidades ambientales, por cuanto la mayoría dirá que son las grandes industrias las que contaminan con sus residuos y emisiones. Sin embargo, ¿qué las impulsa? Precisamente, la fuerza de la demanda exagerada o sobredimensionada de bienes (recursos naturales). Debemos saber que el proceso de consumo de un bien deriva en diversos impactos ambientales (generalmente negativos) antes, durante y después de su consumo. El proceso industrial de fabricación de un determinado bien, requiere del uso de materia y energía, por tanto, genera contaminación e impactos ambientales, al igual que su transporte y comercialización. Además, debemos considerar también los impactos (persistencia, toxicidad, entre otros) que se dan después del consumo. Ello, en términos generales, se conoce como la “huella ecológica”, que a su vez supone una huella de carbono (emisiones) y una huella hídrica (agua consumida y agua contaminada).

Problemas que genera el cambio climático

Los eventos climáticos extremos más frecuentes, como las sequías, el incremento del nivel del mar, la alteración en los regímenes de las precipitaciones (lluvias) y el aumento en la temperatura son solo algunas de las consecuencias del cambio climático en el mundo. Ellas, a su vez, generan migraciones forzadas, incremento de la pobreza y reducción de la seguridad alimentaria a nivel mundial.

Los efectos diferidos y mediatos que se evidencian sólo en el mediano y largo plazo pueden causar impactos que afectarán irreversiblemente las formas y estructuras de vida natural (especies y ecosistemas) y cultural en el planeta. No sólo se afectará la disponibilidad y forma de aprovechamiento de los recursos naturales, sino también ‒y de manera consecuente‒ todo el aparato productivo, de consumo y bienestar.

Los riesgos de la ser un país megadiverso

Por su ubicación subtropical y la presencia de la Cordillera de los Andes, elPerú tiene 27 de los 32 tipos de clima existentes en el mundo. Ello permite a nuestro país contar con una gran riqueza glaciar: más del 70% de los glaciares tropicales del mundo, que quedan expuestos ante los efectos del cambio climático, como lo evidencia un notorio retroceso o reducción en su superficie. Así, en las 20 cordilleras con presencia de glaciares que el Perú posee, se ha perdido un 22% de estas superficies heladas, en los últimos 35 años.

El Perú es uno de los 17 países en el planeta que ostentan el título de “País Megadiverso”. En conjunto, sus territorios representan menos del 10% de la superficie terrestre y albergan, sin embargo, a más del 70% de las especies del planeta. Posee 84 de las 117 zonas de vida del mundo, 11 ecorregiones naturales, 28 de los 32 tipos de clima del mundo, es el noveno, a nivel global, en superficies de bosques, el segundo, mundialmente, en superficie de bosques amazónicos, es una de las 20 grandes áreas glaciales del mundo, posee la cordillera tropical más grande del mundo, es segundo en el planeta, en recursos hídricos - producción de agua (65,797 m3 por habitante/año), posee 1,007 ríos costeros, andinos y amazónicos, 12,201 lagos y lagunas altoandinas-. Esta megadiversidad que el Perú posee, se encuentra gravemente amenazada por el cambio climático y explica gran parte de la alta vulnerabilidad del país.

De otro lado, en nuestro contexto sociocultural, los pobladores andinos y altiplánicos han utilizado las “señas”, que incluyen especies indicadoras o bio indicadores para “predecir” el clima, poniendo énfasis en los eventos que pueden ayudar a caracterizar una campaña agrícola. Sin embargo, ello ha sido influenciado de modo negativo, porque muchos de los parámetros temporales del clima sufren variaciones abruptas y extremas -por el cambio climático-, haciendo de la agricultura una actividad expuesta a mucho riesgo.

Alternativas

La cada vez más notoria gravedad de los efectos e impactos del cambio climático en la humanidad y en la economía mundial, hoy se convierte en una prioridad a todo nivel, y se centra en dos dimensiones de abordaje: la adaptación y la mitigación.

Desde la Cumbre de la Tierra, realizada en Río de Janeiro, en 1992, se dio a conocer la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Luego, en 1997, se estableció el Protocolo de Kyoto, que obliga a los países desarrollados a cumplir metas de reducción de emisiones, mediante tres mecanismos: El Comercio de Emisiones, la Implementación Conjunta y el Mecanismo de Desarrollo Limpio.

El Perú es un país altamente vulnerable al cambio climático, no solamente por factores estructurales, como la pobreza y la inequidad, sino por los impactos esperados en ecosistemas de importancia global, como la Amazonía y los glaciares. Por eso, ha suscrito el Protocolo de Kyoto, y este 2014 ha sido la sede de la Conferencia de la Partes (COP 20).

Al mismo tiempo, desde una perspectiva individual, es urgente e importante adoptar algunas medidas para mitigar o reducir los problemas ambientales: Reducir el consumo (a sólo lo necesario), combatir el consumismo, orientarnos hacia el “consumo responsable”, informándonos qué productos no perjudican al medio ambiente o tienen certificación ambiental, propender al vegetarianismo, entre otros. Asimismo, evadir la presión sociocultural de la “moda” y la publicidad (sobre todo de las transnacionales), que condicionan nuestras adquisiciones, y el consecuente incremento de la huella ecológica y la huella de carbono.


Escrito por

noticiasser

Una publicación de la Asociación SER


Publicado en

El blog de Noticias SER

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