#ElPerúQueQueremos

Qué ganas de joder, Toño

Publicado: 2012-10-22

Alfredo Quintanilla

“Alto y despeinado, como un roble agitado por el viento…” recuerdo que empezaba la presentación del autor que intenté escribir para la antología de la poesía religiosa de Antonio Cisneros que había titulado “Blasfemias y bendiciones”, habiendo recibido su aprobación. Corría, creo, el año 84 y había convencido a Eduardo Urdanivia –poeta y creyente también, que ganaría el Copé de Oro en el 86- de escribir el ensayo introductorio. Los presenté a ambos y nos reunimos un par de veces en el Berisso para hablar de poesía y de política, y para escuchar el texto que, diligente, había preparado Eduardo. Grabé también una larga entrevista a Toño sobre su experiencia religiosa, tratando de aproximarnos a lo inefable.

Yo me había presentado a su oficina de “El Caballo Rojo” en la cuadra nueve de la Avenida Salaverry donde funcionaba el “Diario de Marka” en el verano del 81, y comprobé que era cierta su buena fama de persona amable, dicharachera, bromista y de una enorme energía creativa. A partir de ese contacto inicial, sintiendo que me había tratado como a un igual, solía visitarlo a él y a su equipo entre los que se contaban Lucho Valera y Tito Hurtado y bebíamos cerveza junto con Guido Silva Santisteban. En el 83 fui beneficiario de su generosidad cuando me planteó que me hiciera cargo de la columna que él tenía y que se llamaba “El pez y el martillo”. Llegué a escribir una docena de veces, hasta el cambio en la dirección del diario que precipitó la renuncia de Toño y de su equipo. Luego colaboraría con él en el semanario “El Búho”.

Eran años en que en la izquierda peruana, gracias a la influencia de la revolución sandinista y la presencia de católicos militantes en sus filas, se empezaba a escuchar con cierta curiosidad lo que ellos tuvieran que decir acerca de transformar el mundo, y Toño, que tenía fama de rebelde, anticlerical y crítico del sistema y había hecho pública su reconversión al cristianismo con su libro El Libro de Dios y de los húngaros de 1978, era un hombre con una amplísima audiencia.

Sin embargo, fracasado mi intento de financiar la edición de la antología, y estando Toño de viaje en  Alemania –donde escribiría el Monólogo de la casta Susana-, nunca llegué a terminar el texto, aunque el ensayo de Urdanivia finalmente vio la luz en la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, de Antonio Cornejo Polar.

Fueron años de cercanía y amistad que luego se trocarían en esas amistades que mantienen la sintonía pese a la poca frecuencia de los encuentros. Doy un ejemplo: hace pocos años su poemario Crónica del Niño Jesús de Chilca me sirvió para una charla previa a una consulta de revocatorias. ¿Cómo? Lo que pasa es que ese libro, siendo  poesía de sofisticado trabajo retórico, tiene también un registro histórico y antropológico sobre la relación de la antigua comunidad campesina con los campesinos de Huarochirí que les limpiaban los canales a cambio de la sal y con la modernidad capitalista; textos que permiten la reflexión sobre las relaciones cotidianas entre los vecinos y las decisiones que deben tomar sobre su futuro. De manera que me vieron hablando de gestión del gobierno municipal, de democracia y opciones de ciudadanos responsables leyendo poemas de Cisneros y pidiendo que lo inviten para un recital. Creo que fue una charla divertida y edificante.

Desde los 90 nos veíamos muy de vez en cuando en las misas del padre Gustavo Gutiérrez, adonde iba con Nora, su querida esposa y mi comadre, y yo seguía contentándome con sus premios y entrevistas. Ahora que la enfermedad y la temprana muerte de Toño me agarraron de sorpresa, recordé vagamente un poema que él escribió a la muerte de otro gran literato, creyente, políticamente contestatario como él, pero antes que nada un buen hombre: Heinrich Böll, el autor de “Opiniones de un Payaso”. Creo que por ironía poética puede aplicarse a este triste suceso y expresa cabalmente mis sentimientos. Helo aquí, completo:

“Qué ganas de joder, morirte justo/ cuando eras el ejemplo (y la alegría)/ de aquellos que se toman sus traguitos/ y fuman cigarrillos/ como diablo en la botella verde/ y charlan en la puerta de su casa/ de sol a sol por la pura maravilla/ de ser animalitos del Señor/ Qué ganas de joder, dejar la tierra/ cuando ya parecías/ una planta muy tierna para siempre.”

Visita nuestra página Facebook: http://www.facebook.com/pages/Noticias-SER/291641308183


Escrito por

noticiasser

Una publicación de la Asociación SER


Publicado en

El blog de Noticias SER

Otro sitio más de Lamula.pe