Por: Christian Reynoso

José de Echave, investigador y ex vice ministro de Gestión Ambiental, da a conocer sus impresiones en torno a la reunión que han sostenido el día de ayer el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos y el primer ministro, Juan Jiménez.

¿Qué lectura se puede hacer de la reunión sostenida entre el presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos y el primer ministro, Juan Jiménez?

Es positivo que luego de un conflicto tan largo como el que ha ocurrido en torno a Conga, finalmente el presidente regional y el primer ministro se reúnan y traten de identificar una agenda en función de las preocupaciones, los intereses y las posibilidades de desarrollo de Cajamarca, ya que la agenda estuvo muy influenciada por el caso Conga. Esperamos que esta primera reunión sea un capítulo nuevo.

Santos y Jiménez han indicado que no han conversado sobre el tema Conga. ¿Esto es saludable?

Habría que entender esta reunión como un primer intento y aproximación. Nadie puede imaginarse que en una reunión se resolverán todos los problemas. Me imagino que en función de una estrategia, los problemas previos y todas las situaciones que han ocurrido en estos meses, no han sido abordados. Pero sin duda sería un error ponerlos al margen. Más bien, lo que no ha quedado claro es cuáles son los siguientes pasos que se van a dar. En ese sentido, se necesita una agenda de trabajo entre el Ejecutivo y el Gobierno Regional de Cajamarca donde figure el tema de la minería y dentro de él, el caso Conga.

Santos ha dicho a la prensa después de la reunión que el proyecto Conga es inviable. Quizá para él ya no hay nada más que hablar sobre este tema.

Sin duda. Y no solamente él, sino las organizaciones sociales de Cajamarca tienen una posición bien clara y definida, pero el caso Conga es también el gran tema de la minería en Cajamarca, porque expresa un proceso de expansión desordenado, caótico, invasivo, de la actividad minera en esa región y plantea también la necesidad de ver cómo se comienza a proyectar al futuro esa relación que es difícil y complicada. Entonces el desafío es cómo encontrar las respuestas y los puntos de equilibrio que se han perdido, para que esta relación difícil se convierta en una relación de convivencia mucho más aceptable para la población y las autoridades de Cajamarca.

El gobierno nacional destinará 280 millones de soles a Cajamarca este año para proyectos productivos. Santos ha dicho que son urgentes al menos 40 millones para la inversión en riego, que considera la alternativa a la minería. ¿Cree Ud. que esta alternativa es viable?

Los términos son complicados y hay que tratar de ubicarlos en un contexto. Ver qué significa una inversión o una actividad alternativa a la minería. La región Cajamarca en teoría tiene varias actividades productivas, con una tradición muy fuerte en agricultura y ganadería, además de otras como el turismo, el comercio, etcétera, pero se quiera o no existe el tema de la minería. De modo que detrás del tema Conga está el debate de hasta dónde la minería puede crecer. Entonces al hablar de alternativas, quisiera entender cómo es que esta actividad se vuelve complementaria a otras actividades. En ese sentido, es razonable la preocupación de la población y las autoridades en que la minería no puede seguir creciendo sin límite porque si no va a ocupar todos los espacios productivos de la región. Y yo creo que Cajamarca no quiere convertirse en una región mono productora de oro y otros minerales. Entonces, preferiría entender las actividades alternativas como la búsqueda de equilibrios y complementos. La minería es importante para Cajamarca como lo es para todo el país y justamente se necesita construir equilibrios.

Jiménez ha saludado el diálogo y de que el Gobierno Regional no haya venido con una agenda “antiminera”. Da la impresión que “antiminero” se ha vuelto una mala palabra en el Perú.

Es una etiqueta que se les ha puesto a algunas autoridades nacionales, alcaldes, instituciones. Pero esta etiqueta “anti” debería ser cambiada por “pro” porque además no se trata de etiquetar o estigmatizar de manera negativa para ocultar las agendas legítimas que están detrás de los problemas y de los conflictos. Por ejemplo, no creo que necesariamente el presidente regional de Cajamarca sea un presidente anti minero. Me imagino que él está preocupado por el futuro de su región y su gestión depende de eso y se ha encontrado en el camino con esta preocupación que es legítima. De manera que pensar que todo responde a una agenda “antiminera” o algunos personajes “antimineros”, es reducir el conflicto a una caricatura.