(Nota del Editor: El siguiente artículo se publicó el 20 de julio de 2011 en Noticias SER; es decir, hace casi tres años. En él, su autor advertía del comportamiento delincuencial en la que estaba envuelto la presidencia regional de Ancash, además de describir las redes de clientelaje y compadrazgo de las que se servía -y sirve- su titular, César Alvarez, para sumir en la corrupción a ese organismo y que recordaba las peores épocas del fujimorismo. Hoy, tras el asesinato del ex consejero regional y su más acérrimo crítico, Ezequiel Nolasco Campos, la nota de Mauricio Zavaleta vuelve a cobrar dramática actualidad).

El pasado jueves [14 de julio de 2011] un grupo de manifestantes intentó tomar la Fiscalía Anticorrupción de Chimbote. Tiraron huevos, quemaron llantas y se enfrentaron a la policía que les impidió el paso al edificio donde Martin Belaunde Lossio, dueño del diario La Primera, sentaba una denuncia contra el fiscal anticorrupción César Jiménez y el juez Richard Carhuancho, responsables de la orden de allanamiento en un edificio de propiedad de Belaunde, ubicado en la urbanización La Caleta. En el lugar formalmente funciona “Ilios Producciones” - empresa encargada de la imagen del presidente regional César Álvarez – pero que en la práctica, según un ex candidato al congreso, sería un centro de operaciones ilegales desde el cual Álvarez articula su red política.

El escándalo de “la centralita” estalló semanas atrás, cuando Juan Calderón – ex candidato al congreso por Solidaridad Nacional - denunció al presidente regional César Álvarez de encabezar una mafia que soborna jueces, oficiales policiales y sobre todo, periodistas locales para ensalzar su figura y gestión política, así como para difamar a sus adversarios. Todo esto con dinero de los “diezmos” recibidos por las licitaciones de obras públicas de Gobierno Regional de Ancash (GRA).

La noticia del enfrentamiento de los manifestantes que apoyaban la denuncia de Belaunde contra el fiscal y el juez que investigan al presidente Álvarez llegó a los noticieros de Lima gracias a la violencia generada por la pequeña revuelta, pero sin informar sobre el asunto de fondo: la discrecionalidad de Cesar Álvarez como presidente del GRA. Hace pocos meses estuve de paso en Chimbote, donde entrevisté a algunos periodistas, políticos y dirigentes sociales sobre el clima político en la región; y la impresión que me llevé parece ser confirmada por la reciente denuncia de Calderón.

Los medios de comunicación y sobre todo los periodistas, son contratados para defender la gestión presidencial, sin necesidad de reservas, a tal punto ser conocidos en la ciudad como “periodistas comandos” (1); partes esenciales de lo que varios de mis entrevistados consideraron una estrategia de “campaña permanente” donde Álvarez es poco menos que un gobernante iluminado. Basta ver los noticieros nocturnos Real Televisión (Canal 41), Punto y Aparte (Canal 35) o Noticiero 31 (Canal 31) para corroborar estas apreciaciones.

Además de los medios, Álvarez también ha logrado ejercer control en organizaciones sociales. Florencio Román, dirigente del Frente de Organizaciones Agrarias de la Provincia del Santa – critico del primer periodo de CA– es ahora el flamante vicepresidente de la región. Más importante aun, cuenta con el apoyo de Construcción Civil, cuyos afiliados son empleados en las obras de gobierno regionales a cambio de apoyo político.

Según Calderón y mis entrevistados en la ciudad, las obras son esenciales para Álvarez. No solo le permiten mantener el apoyo de Construcción Civil, sino también apoyo de sectores populares, especialmente en la periferia chimbotana. La construcción de pequeñas obras de infraestructura permite ofertar trabajo a cambio de soporte electoral. Mientras visito uno de los locales de Cuenta Conmigo cerca de la Plaza de Armas, uno de las personas allí presentes me comenta que en realidad “se siente aprista”, pero que es necesario mantener un pie en partido de Álvarez porque “de otra forma es más difícil conseguir trabajo.”

Adicionalmente, Álvarez y sus colaboradores no solo han generado una red de patronazgo a través de empleos públicos, sino también en la forma de la entrega de regalos de forma directa. En abril de este año Álvarez cedió 329 hectáreas del Proyecto Especial Chinecas (2) a miles de invasores. La prensa independiente denuncio que los terrenos fueron cedidos a seguidores de Cuenta Conmigo por el apoyo durante la campaña regional y las recientes elecciones congresales en las cuales Álvarez promovía dos candidaturas en cuyo beneficio no dudo en regalar desde bolsas de arroz hasta electrodomésticos: la candidatura de Heriberto Benítez y Juan Calderón, ambos impuestos en la lista de Solidaridad Nacional por el propio Álvarez.

Benítez logró la mayor votación en la región, y aunque Calderón obtuvo más de 30 mil votos, no fue electo gracias a la cifra repartidora. Desde entonces rompió relaciones con Álvarez.

Si bien denunciar al actual presidente regional de encabezar una mafia no es nueva, el testimonio de Calderón es sumamente relevante porque ha sido testigo directo -y valgan verdades, beneficiario– de esta forma de hacer política; la cual es por decirlo menos, delincuencial. La existencia de “la centralita”, donde al parecer se compraban jueces y periodistas al más fiel estilo del fujimorato, solo nos señala los mecanismos operativos de prácticas ya conocidas.

Creo que no exagero al firmar que este estilo de hacer política se está difundiendo en los niveles subnacionales de gobierno a lo largo del país, del que acaso Ancash sea su expresión más exacerbada. El incremento de los ingresos de los gobiernos subnacionales genera una ventana de oportunidad para políticos como Álvarez, sin frenos que le impidan convertir Ancash en una pequeña satrapía.

Notas:

1. El Movimiento Regionales Cuenta Conmigo, presidido por Álvarez, es conocido en la región como Comando, por la letra C en su símbolo.

2. Proyecto de exportación agroindustrial a cargo del Gobierno Regional de Ancash.