Publicado: 2014-04-16
La venta del proyecto cuprífero Las Bambas a un megaconsorcio chino no solo ha sido la noticia de la semana, sino también el clarinazo de advertencia de que nuevos relaciones económicas y sociales podrían desprenderse de esta enorme transacción que ha sido saludada por muchos y que ha despertado la preocupación de otros. Para calibrar el alcance social y político de esta operación que despunta a la industria minera peruana, Noticias SER.pe conversó con el economista José de Echave, investigador de CooperAcción, uno de los que mejor conocen la actividad minera en el país en todos sus aspectos y facetas.
- ¿Cuál es la primera impresión que la causa la venta de Las Bambas al consorcio de empresas chinas?
- Evidentemente la concreción de esta transferencia de este proyecto minero que es el más importante hoy en día en el país, consolida a China como uno de los principales jugadores en la minería peruana, e incluso a nivel globa l.
- ¿Por qué?
- Si uno ve la cartera de inversiones chinas, aparece como el país que tiene el mayor porcentaje de nuevos proyectos de inversión. Todavía a nivel de stock de inversión extranjera no es un país determinante, pero en los próximos años sin duda se va a convertir en uno de los principales países.
- ¿Y el impacto sobre el mismo proyecto Las Bambas?
- Este proyecto tiene varias particularidades, porque la producción que se iba a extraer de la provincia de Cotabambas, en Apurimac, se iba a trasladar por un mineroducto que iba a unir esa provincia en Apurimac, iba a atravesar Chumbivilcas e iba a llegar hasta la provincia de Espinar, porque Xstrata tenía a Las Bambas y en Espinar tanto la producción de Tintaya como el nuevo proyecto de Antapaccay. Ahora no se sabe finalmente si las próximas compras de los chinos van a ser las minas que están en la provincia de Espinar para que el mineroducto tenga mayor sentido, o si se va a cambiar el trazo de este o si se va a cambiar el proyecto. Seguramente los nuevos dueños van a tener que tomar decisiones en los primeros meses para ver si el proyecto continúa como está diseñado o va a tener cambios.
- ¿Y cómo afecta a la industria minera peruana?
- Esto consolida el crecimiento del sector minero a partir del crecimiento de la producción de cobre. En los próximos años la producción de cobre se va a duplicar y creo que el sur andino del país se está convirtiendo en la principal zona donde están llegando la gran mayoría de inversiones. Más del 55% de la cartera de proyectos de inversiones mineras están en el sur del país, entre Cusco, Apurimac, Puno, Arequipa, Tacna y Moquegua. Estas serían un poco las primeras reacciones a la venta de Las Bambas.
- ¿Cuál será el impacto de esta operación en la minería en el Perú?
- Son varios los impactos que hay que ver con cuidado. El primero es que el comportamiento de una empresa china es distinto al de una empresa norteamericana o europea, ya que son empresas públicas que responden a una estrategia del Estado chino a diferencia de lo que puede ocurrir con cualquier empresa minera occidental que responde a sus propias estrategias. Detrás de una inversión china hay una estrategia como país.
- Y está el problema de los estándares con los que trabajan las empresas chinas.
- Se habla mucho de los estándares sociales y ambientales de las empresas chinas. Esto habría que mirarlo con atención. Sin duda los estándares sociales y ambientales de la actividad minera en China no son los mejores, pero cuando estas empresas salen a operar en otras regiones del mundo dependen mucho de la capacidad de regulación que tengan los estados.
- En ese sentido ¿el Estado peruano puede responder a ese reto?
- Ese es un caso preocupante. En el caso peruano no tenemos un Estado con capacidad de regulación, de control, de fiscalización eficiente como sí puede ocurrir en otros lugares en el mundo. Entonces, los antecedentes de las empresas chinas pueden despertar justificadas preocupaciones por la manera como se maneje la operación los próximos años en el caso de Las Bambas. Tenemos el caso de Toromocho, que es una empresa china operando en Morococha, el caso de Shougang, que es la inversión más antigua y en donde ha habido problemas sociales y de relaciones laborales que no han sido las mejores.
- ¿Hay motivos para preocuparse?
- De por sí tenemos un sector minero que está cuestionado en términos generales, sea cual sea el origen de la empresa, y que está cuestionado por su comportamiento social y ambiental. Si el nuestro es un país donde la gran mayoría de conflictos sociales tiene que ver con temas vinculados a la actividad minera, sin duda la presencia de la inversión china puede agregar un elemento de mayor de preocupación.
- Precisamente, la mayor preocupación de los observadores es por el impacto social y ambiental de esta venta.
- Por eso le digo, en términos generales la industria minera tiene problemas sea cual sea su origen. Tiene problemas para manejar adecuadamente los problemas sociales y ambientales. En ese sentido, los conflictos socioambientales en el Perú son de antes de que exista la inversión china. No podemos pensar, entonces, que este es un caso específico o el único caso del cual nos deberíamos preocupar en los próximos años. La industria minera de por sí viene con una mochila bien cargada de problemas y comportamientos en términos sociales y ambientales que han sido muy cuestionados. Eso pasa en el Perú y en otras partes del mundo.
- Sí, pero la actividad minera china en sí misma es muy cuestionada…
- Sin duda los antecedentes de las industrias chinas no son los mejores y preocupan un poco más, y más aún como es el caso de un proyecto como Las Bambas que es una zona donde, hasta el momento, no hay antecedentes de grandes inversiones mineras, no hay gran minería en esa zona. Además, para desarrollar el proyecto se ha tenido que reubicar a todo una comunidad. Vamos a ver como los chinos manejan las relaciones con la población.