Los usuarios no son pastrulos, Sra. Meier
Por Juan Manuel Torres
Parece que hubiera hablado con Rose Likins (la ex embajadora de Estados Unidos en el Perú), o quizá con la no tan querida por muchos Carmen Masías (presidenta de DEVIDA). Tal vez fue asesorada por Alejandro Vassilaqui (director de CEDRO) ¿quién sabe? Pero su más reciente artículo de opinión acaba de ser publicado en El Comercio bajo el nombre “Y ahora… el lobby de los pastrulos”, por Martha Meier M.Q.
Antes de analizar cada una de sus opiniones, me gustaría agradecerle. Y esto lo hago porque, gracias a su nota, el tema de la regulación del mercado de cannabis en el Perú va ganando espacio en la tan banal agenda mediática del país, para posteriormente hacer presión, por histórica tradición, al sector político del país. Este es el debate que hace falta y que, ahora, va consolidándose en el marco de los principios republicanos del Estado.
Dicho esto, me gustaría comenzar señalando el atrevido y peligroso nivel de estigmatización y prejuicios que utiliza el lenguaje de la señora Meier para referirse a los usuarios de cannabis. Sí pues, para ella, todos los usuarios son “pastrulos” (y también los lobistas). Me pregunto qué significará, para ella, serlo. Quizá, en su mente, el “pastrulo” es un individuo harapiento, sentado en alguna esquina de algún barrio de escasos recursos, donde predomina la violencia y la delincuencia, utilizando cannabis y esperando que pase una señorita bien vestida para arrebatarle su celular. No lo sé, tendría que aclarárnoslo. Me pregunto también si este tipo de expresiones alcanza algún nivel de discriminación, tema tan sensible hoy en día en nuestro país.
Hay un error muy grave en su segundo párrafo: “…el pretexto suena lógico: romper el vínculo de los consumidores, es decir del adicto, con los narcotraficantes…”. ¿Ya lo vieron? El grado de generalización de Meier es tal que se da la licencia de igualar términos: consumidor es igual a adicto, cuando esto no es así. La señora debe entender que no todos los consumidores son adictos, y que existen clasificaciones reconocidas por organismos internacionales (como la OMS) que incluyen términos como consumo recreacional, consumo social, problemático, entre otros.
En esa onda de malinterpretar términos, Meier afirma que todos los usuarios tienen un amigo narcotraficante. No, para ella no existen los amigos que se reúnen un fin de semana para usar cannabis en grupo. Tampoco existen los micro-comercializadores. Parece que no conoce a las “mulas”. Todo usuario, para Meier, tiene un amigo que es narcotraficante (con todo lo que implica serlo).
Ella habla sobre el grado de adicción de la marihuana. Señala que es muy adictiva (10% se hará dependiente). ¿Habrá comparado el grado de adicción con otras sustancias, tipo heroína, cocaína, PBC, o incluso el alcohol? Solo con algún nivel de comparación es que podemos darnos alguna idea de que la marihuana es la droga menos dañina que el resto, incluyendo las legales que millones de muertes han causado (por accidentes automovilísticos, cirrosis y cáncer al pulmón). Reto a Meier a que me señale, con nombre y apellido, la primera muerte por solo consumo de cannabis.
A ver, cultivar una planta de cannabis es como dejar un arma al alcance de los niños. Aquí la señora asume, de forma incorrecta (una vez más), que los usuarios de cannabis tienen el nivel de madurez intelectual, cognitiva y emocional de un menor de edad. Es decir, los que consumen marihuana tienen 9 años. No tienen capacidad de evaluación para la decisión, discernimiento ni la madurez necesaria para asumir ningún tipo de responsabilidad.
Me gustaría saber algo: ¿de dónde saca ella la idea de que la marihuana contiene 70% más agentes cancerígenos que un cigarro? Pues si esto es cierto, seré uno de los primeros en averiguar quién tuvo cáncer solo por consumir marihuana. No, no hay un solo caso.
Lo que se busca actualmente en el Perú no es legalizar. Es hora de dejar de utilizar ese ambiguo término que no hace más que liberar los más rebuscados “argumentos” del conservadurismo para mantener el status quo. Se busca alguna suerte de regulación estatal que sirva como forma de lucha contra el narcotráfico, a la vez que aplique modelos de intervención que vayan acorde con el respeto a los principios de Derechos Humanos establecidos en la normativa internacional. Así, los usuarios no son “pastrulos”, señora Meier.
Escrito por
Una publicación de la Asociación SER
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