Tal como se esperaba el Mensaje a la Nación del Presidente Ollanta Humala no trajo mayores sorpresas ni grandes novedades, salvo el aumento del presupuesto para el sector Educación, que ha sido bien recibido por todos los actores políticos y especialistas en la materia. Sin embargo, el resto del mensaje se fue diluyendo en los habituales listados de obras y proyectos de ley a presentar, a los que ya estamos acostumbrados. 

Lo más grave sin embargo, han sido las ausencias absolutas de temas fundamentales que formaron parte del debate nacional durante todo el período presidencial de Humala, como la cada vez más debilitada política ambiental –ausente por segundo año consecutivo- o la nula mención al sector Cultura, tanto en lo referido a patrimonio monumental como a la situación de los pueblos indígenas. O de temas de intensa controversia en los últimos meses como la unión civil, el cuestionado Plan Nacional de Derechos Humanos o la indignante política de reparaciones a las víctimas de la violencia. Temas y sectores donde la política de gobierno ha sido de permanente retroceso.

Pero, como hemos señalado en repetidas oportunidades, el gobierno de Humala ha terminado atrapado en su opción por favorecer la gran inversión privada, que por ser importante para el desarrollo de nuestro país no puede ponerse por encima de los derechos de las pueblos indígenas y del conjunto de la ciudadanía ni tampoco sobre la necesaria protección y preservación de nuestras riquezas naturales.

Lo más grave es que la ausencia de una estructura partidaria mínima que oriente al gobierno en algún sentido, ha sido reemplazada por un pequeño círculo de poder conformado por el presidente, la primera dama y el ministro de economía, cuya popularidad va en descenso, y que no muestra capacidad alguna de liderar propuestas como el recientemente aprobado plan de diversificación productiva, la prometida reforma del proceso de descentralización o la implementación de una política de seguridad ciudadana que no se limite a los operativos mediáticos del ministro Urresti.

En Noticias SER creemos que el principal peligro de la inercia en la que ha caído la gestión del Presidente Humala, y los cambios “para que nada cambie” realizados en la Presidencia del Congreso y del Consejo de Ministros, nos están llevando a una situación de estancamiento político y económico, que terminará generando nuevos escenarios de convulsión social. Y esto, en un contexto de tanta fragmentación política con partidos sin capacidad de dar respuesta alguna a las demandas de los diversos actores sociales, es muy peligroso para nuestra frágil democracia y nuestra dependiente economía.