I
Publicado: 2014-10-16
Jefrey Gamarra Carrillo, historiador, docente del Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga y analista político, habla sobre los resultados de las elecciones regionales en Ayacucho, la actitud del electorado de esta región y de posibles escenarios, de cara a las elecciones generales del 2016
- ¿Cuál es la explicación para que el proceso electoral en Ayacucho se haya resuelto entre Donayre y Oscorima y, por qué logró ganar el segundo?
- Estamos ante una situación novedosa. Primero, creo que finalmente se ha impuesto la lógica del candidato empresario y del elector consumidor. De esa relación establecida entre empresario y consumidor, es decir, entre candidato y elector, se desprende una de las razones por la que mucha gente escogió como representante a alguien como Oscorima y dejó de lado a Donayre. La segunda cuestión es que el empresario es marketero, y el marketing de Oscorima ha sido muy bueno; el de Donayre, no. Creo que Donayre se equivocó, tratando de presentarse como caudillo, mientras que Oscorima no aparece como tal, sino como un frío empresario que se marketea, que ofrece y que consigue y rentabiliza su inversión. Eso empata con un electorado que también está en la misma lógica del consumo.
- ¿Se puede decir que el electorado ayacuchano ha optado por el clientelismo o el caudillismo?
- Creo que no es el clientelismo ni el caudillismo de otrora. Estamos ante formas nuevas de decidir las elecciones. Por eso yo difiero de las lógicas que afirman que los ayacuchanos votan de manera tradicional, porque están buscando un caudillo o relaciones clientelistas de patronazgo. Creo que no. Creo que estamos ante formas novedosas de decidir las elecciones. El caudillo, como lo hemos conocido antes, era un político preocupado por el control del poder. Aquí simplemente es un empresario que está calculando cuál va ser la rentabilidad de controlar un gobierno regional y, además, moviliza distintos intereses empresariales, en torno a esa candidatura o a ese gobierno. No podemos decir que no hay intereses de las inmobiliarias, de las constructoras, en torno a Oscorima como presidente regional.
- ¿Qué posibilidades tiene Wilfredo Oscorima de hacer una mejor gestión al frente del gobierno regional de Ayacucho?
- Difícilmente va tener un mejor gobierno. Primero, porque, con su actitud, ha logrado unificar a la oposición en un solo bloque. Lo segundo es que él enfrenta una serie de problemas legales que no lo van a dejar hacer un gobierno tranquilo, y lo tercero es que no cuenta con el aval del gobierno central; es decir, que Ollanta Humala no va arriesgarse en este momento por un Oscorima tan desprestigiado, salvo que quiera quemarse. Es probable que su gobierno esté teñido por una serie de dificultades, con presencia de una oposición y probablemente con un movimiento social que en algún momento podrían ser fuertes, y quizás ni siquiera concluya su mandato al 2018.
- A esas complicaciones se puede sumar la carencia de un equipo técnico que pueda otorgarle sostenibilidad a su gestión…
- Si, pero también consideremos que Oscorima tiene en su entorno a asesores fácticos. Puede tener un funcionario en el gobierno regional, pero eso no dice nada, porque quienes han estado detrás de la campaña son esos asesores fácticos, y estoy seguro de que la población ayacuchana no sabe con certeza quiénes han sido. Yo me atrevería a decir que ha sido, incluso, un asesoramiento fáctico que ha costado mucho dinero.
- Viendo el futuro del Edwin Donayre, ¿se le puede ver como un protagonista de las elecciones congresales del 2016?
- Creo que sí, pero eso está en función de que no cometa la locura de quemarse él solo, de dispararse a sí mismo con alguna declaración o con algún exabrupto. Creo que él va tener buenas opciones para una candidatura en el Congreso, en el 2016. Yo le recomendaría que no cometa la locura de pretender una candidatura presidencial, como alguna vez quiso hacerlo.
- En el 2011, Ayacucho le dio un respaldo electoral importante a Humala. ¿Para el 2016 puede haber un viraje de este electorado hacia el fujimorismo?
- Es bien difícil decirlo ahora. Además, creo que sería el momento oportuno para hacer un sondeo preelectoral en Ayacucho, respecto a futuras candidaturas presidenciales. Pero digamos, el viraje al fujimorismo significaría que hay un partido fuerte, y no lo hay. Entonces, este electorado es muy etéreo, teniendo en cuenta que hay una relación de consumo de productos cuando hablamos de electora y candidato. Entonces, el gusto del electorado es muy difícil de determinar, salvo una candidatura y una oferta política que tengan la finalidad que tiene la Inka Kola para un comensal. Creo que ningún partido en este momento puede desarrollar ese tipo de fidelidad.
- Desde Lima se habla mucho de la presencia de MOVADEF en Ayacucho ¿Ha ganado algo este grupo en este proceso electoral?
- Yo no creo en la idea de un MOVADEF fuerte. Además, insisto en que esos ex senderistas, metidos en el gobierno de Oscorima, los anti imperialistas y los pro Sendero de ayer y ahora, metidos de funcionarios o de representantes de la prensa de Oscorima, son realmente patéticos y te muestran que finalmente el poder del dinero también compra conciencias.
- ¿Fue un mensaje del Sendero de los hermanos Quispe Palomino el atentado a una patrulla policial días antes de las elecciones?
- Yo tengo la impresión que los hermanos Quispe Palomino no están conectados con la dinámica política. Los ataques a las Fuerzas Armadas están relacionados con el reinicio del asfaltado de la carretera y no tuvo conexión con el proceso electoral.
- ¿A qué se debe que ningún candidato regional haya tenido una propuesta seria para el VRAEM?
- En realidad, el VRAEM ha aportado votos, pero lo que yo estoy viendo es un VRAEM cada vez más autónomo y que va exigir, en algún momento, ser una región. Ahora puede haber prestado votos a Oscorima, pero ninguno de los candidatos, ni Oscorima, tiene un plan claro respecto al VRAEM, y eso dice mucho de la poca capacidad de propuesta.
