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Las botellas ahorradoras de Villa El Salvador

Por: Anna Rutz, KLima Reporteros 

Publicado: 2014-12-05

De botellas pintadas de colores que cuelgan de las paredes, brotan flores que, con mucha vitalidad, parecieran dirigirse hacia el sol. En el suelo, abundantes vegetales llaman la atención por su abundancia y aspecto saludable. En medio de todas estas plantas, Marina Aguina Sheila, vestida con su uniforme de la Institución Educativa Nº 7228, “Peruano – Canadiense”, de Villa el Salvador, se dedica detenidamente al cuidado de unos rabanitos recién sembrados. 

A nuestra solicitud, ella interrumpe su trabajo y, con mucho orgullo, presenta el exitoso proyecto de su colegio: un biohuerto hecho de material reciclado, en el que, utilizando diferentes métodos de regadío se ahorra el agua. “Tenemos riego por goteo, por absorción y por condensación. Gracias a estos sistemas, podemos cultivar diversos productos. Aquí, por ejemplo, tenemos estas betarragas”, explica la estudiante.

El ambiente que ofrece este huerto no es usual en la zona, pues Villa El Salvador está ubicado en los arenales de Hoyada Baja, en la Tablada de Lurín. En este territorio duro y desértico, los primeros pobladores habitaron casas de esteras y cartón, y no tenían agua potable a su disposición. Aunque el acceso al recurso ha mejorado, todavía existen zonas del distrito, sobre todo las más altas, que no reciben agua potable las 24 horas del día.

Silvia Cardó Urrunaga, Jefa de la Plataforma de Servicio al Usuario de SUNASS (Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento), organismo regulador de las empresas de agua potable a nivel nacional, opina que el problema principal lo constituyen las invasiones que hasta el día de hoy tienen lugar en la periferia del distrito. Las zonas urbanas de Villa el Salvador, en cambio, están completamente abastecidas con el servicio del agua. No obstante, no son raros los cortes, por el colapso de tuberías viejas, por ejemplo.

En el marco de la vigésima “Conferencia de las Partes” (COP20), de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los problemas ambientales del país cobran una inusual importancia, que contrasta con el desinterés habitual que existe respecto a estos temas. De repente, se empieza a valorar la actitud respetuosa con el medio ambiente, en todas sus variables y facetas. Y, más aún si se trata de la educación de los más pequeños.

Precisamente porquela falta de agua es un gran problema en Lima, se está tratando de sensibilizar a los alumnos en los colegios, y un ejemplo de ello es la experiencia de la I.E. N° 7228, „Peruano – Canadiense“.

A partir de un problema cotidiano de la institución educativa -las grandes cantidades de basura que producen los alumnos- surgió el proyecto innovador, en el colaboraron profesores y alumnos de la secundaria. La docente Rosario Huamaní, del área de Ciencia, Tecnología y Ambiente y varios de sus colegas se propusieron reducir los deshechos plásticos poniendo en práctica el reciclaje y, aportando, al mismo tiempo, al ahorro del agua. “Vimos la conveniencia de usar un sistema que diera utilidad a las botellas, pero que a la vez nos permitiera también ahorrar agua”.

El principal obstáculo para la puesta en marcha de la idea, la financiación, fue parcialmente superado gracias a la venta de las mismas botellas plásticas, y otro monto que hacía falta, fue cubierto por la comisión del colegio que promueve este tipo de proyectos.

Para motivar a los alumnos a poner en práctica el reciclaje y la limpieza de los salones, se creó un concurso, en el que las distintas clases tratan de recolectar la mayor cantidad posible de basura. Para los ganadores, se estableció un premio de 100 soles, y la basura que se recolecta es vendida para apoyar, con esos fondos, al biohuerto.

Según asegura Rosario Huamaní, el dinero alcanzó para construir el cerco de los huertos. Dado que los biohuertos están ubicados en la parte posterior del colegio, que no contaba con abastecimiento del recurso, se tuvo que jalar puntos de agua para el riego. La implementación del ambicioso plan, no resultó, pues, precisamente sencilla. Sin embargo, valió la pena el esfuerzo, pues, en el lugar que antes estaba cubierto de basura y desmonte, hoy en día se luce un ambiente en el que reina la vida.

El sistema de regadío utilizado por la mayor parte de los alumnos es por goteo. “En una pequeña maceta, se coloca justo la cantidad de agua necesaria para la planta. Esta maceta se mantiene sostenida en una posición vertical, de tal manera que el líquido pueda caer en forma de gotitas, a través de un tubo, y así regar las plantas. En el piso se coloca, además, una hilera adicional de macetas o un recipiente, de modo que al llegar el agua a la parte de abajo, se acumula y se vuelve a utilizar, creándose un ciclo con el menor desperdicio posible de agua”, explica Marina Aguina Sheila.

Este sofisticado método fue elaborado por los alumnos del colegio en sus clases. De esta forma, aprendieron a aplicar los conocimientos adquiridos en clases, reaprovechando material para la construcción del huerto.

Gracias a la implementación del proyecto, se pudo motivar al 70% de los alumnos a usar también en sus casas los diferentes métodos del riego. “Aun así estamos tratando que este porcentaje llegue al 100%”, afirma Marina enérgicamente, quien cuenta que los miembros de su familia tienen prohibido demorarse más de siete minutos en bañarse.

Un logro adicional de este proyecto es, pues, la sensibilización de los alumnos de todas las edades respecto a las problemáticas ambientales.

Mientras que en Lima los jefes de Estado de 194 países discuten acerca de las maneras más eficientes de mitigar el cambio climático, Marina Aguina Sheila y sus compañeros ya están ahorrando agua efectivamente en su biohuerto. ¡Un proyecto que merecería la atención de todo el mundo!


Escrito por

noticiasser

Una publicación de la Asociación SER


Publicado en

El blog de Noticias SER

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