Agua y biodiversidad en Cajamarca
Por: Hugo Cabieses
El maestro Jorge Basadre, en “Perú, problema y posibilidad” escribió, en 1947, lo siguiente:“… los tres grandes enemigos de la promesa de la vida peruana son: los Podridos, los Congelados y los Incendiados. Los Podridos han hecho y hacen todo lo posible para que este país sea una charca; los Congelados lo ven como un páramo; y los Incendiados quisieran prender explosivos y verter venenos para que surja una gigantesca fogata. Toda la clave del futuro está allí: Que el Perú escape del peligro de no ser sino una charca, de volverse un páramoo de convertirse en una gigantesca fogata. Que el Perú no se pierda por la obra o la inacción de los peruanos”[1]
Al parecer, don Jorge Basadre no conocía los páramos y las jalcas de Cajamarca, así como tampoco sus servicios actuales a la humanidad y menos aún las posibilidades agropecuarias de estas zonas que los pro-mineros consideran eriazas y sin oportunidades para el desarrollo sustentable de las comunidades que pueblan esta parte de la sierra norte del Perú. Quizá la comparación helada, detenida, sin vida y sin futuro del maestro Basadre respecto a los páramos se debe al hecho que desde Ancash hacia el sur del país no existen páramos ni jalcas, sino glaciares en proceso de derretimiento por el calentamiento global del planeta. Los nevados no existen en las sierras de Lambayeque, La Libertad, Cajamarca ni Piura, desde la era glacial que, como se sabe, tuvo su apogeo hace 20 mil años.
Tenemos otro conocimiento y opinión de esta región rica en agua, flora, fauna, tierras, biodiversidad y belleza paisajística. Conocimiento diferente, que tienen también las decenas de miles de familias que en más de 400 mil has (4,000 km2) viven en jalcas y páramos de La Libertad y Cajamarca, y las que viven en Piura (otras 400 mil has.). Lamentablemente, los depósitos de minerales metálicos están ubicados principalmente en estas zonas y ello da argumentos a los que plantean que Cajamarca es y debe ser una región minera. Dicen que se debe promover, impulsar e invertir en la actividad extractiva, subordinando a las otras que son renovables, como la agropecuaria, forestal, industrial e incluso turística. Sostienen que la minería es la única salida que tiene la región para su desarrollo.
No obstante, las jalcas y los páramos, ubicados entre los tres mil y cuatro mil 200 metros sobre el nivel del mar, proporcionan servicios ambientales clave, como es la provisión de agua para esas mismas zonas y las que están en pisos ecológicos más bajos. Por si esto fuera poco, constituyen una zona de almacenamiento de carbono que ayuda a controlar el calentamiento global. De alguna forma, jalcas y páramos son esponjas de agua dulce y constituyen uno de los riñones del planeta. Pero no sólo eso. Son zonas cuya población alimenta a Cajamarca y a buena parte del norte del país, con los frutos de sus cultivos y su producción pecuaria
Son numerosos los estudios realizados y publicados sobre la riqueza de los páramos y las jalcas. El investigador Robert Hofstedesostuvo, en un escrito del 2003: “Los páramos forman un ecosistema estratégico gracias a las funciones primordiales para la sociedad que posee: Son el principal regulador del sistema hídrico del país (incluyendo agua potable, agua para riego y agua para generación de electricidad), son de suma importancia ecológica por su biodiversidad especial y brindan espacio para ejercer actividades agrícolas “ y dice luego: “El páramo es un ecosistema, un bioma, un paisaje, un área geográfica, una zona de vida, un espacio de producción, un símbolo, inclusive es un estado de clima”[2].
El proyecto Páramo Andino, en un estudio sobre mercados para productos agropecuarios de páramos y jalcas en Cajamarca[3], lista los siguientes: Papas nativas y papa liberteña. ocas, ollucos, mashua; orégano, culantro, perejil, ruda, huacatay, hierba buena, romero; manzanilla, menta, hinojo, ajenjo, romero, anisquegua, ishguín, ortiga negra, escorzonera, coñor blanco, supiquegua, salvia, hoja de saúco, grama dulce, andacushma, valeriana, achicoria blanca y amarilla, munyo munyo, cola de caballo, poro poro; cebollita china, paico, repollo, lechuga, apio, culantro, chanche, conshiquehua, atago; crianza de cuy, gallinas; hongos de pino; tejidos como pullos, frazadas, chales, etc. Actividades de turismo vivencial, arqueológico (Combemayo y otros), costumbres del pueblo de Chetilla, de habla quechua, ecoturismo, etc., además de las actividades económicas principales de la población de esta zona, que son la ganadería lechera y/o la comercialización de ganado en pie.
Reflexiono señalando que no hay verde sin azul y no hay azul sin páramos y jalcas. Es decir, no hay agricultura, bosques, pastos y biodiversidad, sin el agua que llevan las esponjas hídricas y cochas de las jalcas del sur de Cajamarca y los páramos del norte de esta región. Volveré sobre estos temas.
Escrito por
Una publicación de la Asociación SER
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