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Antonio Brack y los siete años del MINAM

Por: César Ipenza

Publicado: 2015-05-08

Mucho he reflexionado y dudado en escribir esta nota sobre quien inspiró la vida de muchos e hizo que descubriéramos la pasión por nuestra riqueza natural, por lo nuestro: Mi maestro Antonio José Brack Egg. Mucho se ha escrito y dicho de él, más aún cuando ya no está, que es lo que normalmente ocurre. Es innegable todo lo que se dice, pero honrar a una persona como él y como pocos es algo que debe hacerse en vida. 

Muchos pensaban que yo conocía al Dr. Brack hacía mucho tiempo, pero, a pesar de que habíamos nacido en el mismo pueblo -nuestra entrañable Villa Rica-, recién lo conocí personalmente cuando regresé de terminar una maestría que hice España, y fui convocado por su jefa de gabinete y secretaria general del ministerio del Ambiente. Cuando fui invitado a trabajar con ellos, él ni sabía que yo era del mismo pueblo que él. Hoy pienso que si lo hubiera sabido, hubiera dudado en contratarme, pues era muy correcto, hasta en el mínimo detalle, y no gustaba de ningún favoritismo.

Antonio Brack era un hombre sabio, un hombre honesto y poco ostentoso, que tenía detalles como nunca utilizar una posición para beneficiar a nadie ni beneficiarse él, el detestar la parafernalia de la seguridad, el decir que los funcionarios y servidores públicos nos debemos al ciudadano, a la persona de a pie, ya que de ellos salen los sueldos. También eran rasgos suyos el estar recorriendo el Manu, el Pómac, la zona reservada de Udima, los Andes o la selva central y seguir aprendiendo todo el tiempo, pues, para él, cada planta o animal tenía una historia y un mundo por descubrir. Alguna vez le dije, aquí, en el MINAM: “Con Ud. he hecho dos maestrías y quizás un doctorado”.

Brack era un maestro como pocos, y alguien a quien se podía recurrir ante cualquier duda y consulta sobre la vida y nuestros sueños. Uno podía contarle los avances personales o profesionales y siempre era animado a continuar: “Aún tienes mucho por hacer y construir; eres joven”. Era un señor que siempre escuchó mi posición, muchas veces contraria a otras que se expresaban dentro del sector, y que siempre la que respetó, llegando incluso a darme la razón muchas veces.

Dudé mucho en escribir este homenaje, porque los hechos de uno son de uno, pero aprender y trascender son sueños que él realizó en vida. Aún recuerdo cuando me honró con la tarea de comentar su libro “Diccionario de Frutos y Frutas del Perú”. Entonces le dije que él había transcendido ya como el padre de la materia ambiental del Perú y el mejor ministro del Ambiente de nuestro país. Otro honor lo tuve cuando me llamó para que asumiera sus cátedras en ESAN y la USMP, las mismas que todavía mantengo, aunque resulte imposible llegar a su nivel.

Hoy y ahora, reflexionó y, ante determinada situación, me pregunto: ¿Qué habría dicho el doctor? La pasión con que abordamos nuestros temas nos lleva a decir cosas poco gratas, pero no puedo dejar de mencionar lo ingrata que puede ser la gente con grandes sabios como él, que llegó a sumar 50 años dedicados a la investigación de nuestro país y del mundo. Ahora que se ha ido doctor, reflexiono también sobre lo que nos ha dejado y lo que está pendiente de ser continuado: La escritura de varios libros, el envío de los mensajes que quedaron por ser respondidos y despachados y la atención esmerada a los alumnos que aún esperan por él.

Tuve el honor de acompañarlo en el tratamiento de temas sumamente importantes, que han marcado mi vida y aún están vigentes y pendientes de atención y/o solución en nuestro país:

La identificación de la minería ilegal en Madre de Dios fue un hito que, a pesar de que contó con pocos recursos, marcó una senda. Sin la definición de esa zona minera y de exclusión, Madre de Dios tendría hoy en día petitorios y concesiones quizás en todo el departamento. Por ello era importante “ordenar” la minería. Recorrimos juntos zonas mineras y campamentos, aun cuando estaba amenazado por los “ilegales”.

El Programa Nacional de Conservación de Bosques para la Mitigación del Cambio Climático es el programa más ambicioso del Estado peruano. Ha trascendido gobiernos y pretende conservar 54 millones de hectáreas de bosques. Aún requiere consolidarse, para beneficiar al país y al mundo. De hecho, muchas comunidades esperan la ampliación del programa.

La moratoria de transgénicos, para cuyo logro hizo docencia durante varios años en el Congreso, a fin de que los parlamentarios aceptaran y aprobaran una ley que la declarara, e incluyeran en el Código del Consumidor, el derecho a conocer los productos que se compran. Aún hoy, la importante norma espera ser reglamentada.

El Programa de Manejo de Residuos Sólidos, los Ecolegios, el Programa de Ecoeficiencia Empresarial en el Sector Publico, el crecimiento como nunca antes en la historia de nuestro país del Sistema de Áreas Naturales Protegidas por el Estado, el Sistema Nacional de Fiscalización Ambiental con el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental como ente responsable, el Parque Ecológico Antonio Raimondi y mil otras iniciativas del maestro Brack marcaron un hito muy difícil de borrar.

Son tantas las cosas por contar, recordar y continuar, siguiendo lo aprendido, pero ello resulta muy complejo en un país de críticas y donde poco o nada se construye, en un país que olvida a sus héroes y solo los recuerda por su muerte. No puedo dejar de pensar en él, en los temas de nuestras conversaciones y en su sonrisa franca, aun en la clínica o en su casa. Lo recuerdo comentando cada suceso y diciéndome “ya vete que tienes que irte a trabajar”

Me negaba a escribir este homenaje cuando él todavía estaba con vida, pues pensaba que era mi despedida. Lo escribo ahora para decir y reiterar que “a un hombre como él solo podemos perderlo con nuestra propia muerte”. Descanse doctor, y espero que disfrute del sol, del río que esperaba y con las maletas ligeras que deseaba llevar.

Hoy, en nuestro pueblo, en Villa Rica, lo honramos con la biblioteca museo, un espacio único e importante, que muestra lo grande y, sobre todo, lo sobrio y correcto; donde hay mucho conocimiento, mucho por aprender y mucho por seguir construyendo, gracias a su gran legado. Parte de él es, sin duda, el Ministerio del Ambiente, en el que puso todo su esfuerzo, para que ocupara un espacio y gozara de respeto en el Consejo de Ministros. Las obras y el tiempo son los mejores jueces.


Escrito por

noticiasser

Una publicación de la Asociación SER


Publicado en

El blog de Noticias SER

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