Escribe: Omar Rosel 

El pasado martes, el Congreso de las República aprobó con 90 votos a favor y 18 en contra, el texto sustitutorio del proyecto de ley que presentó el Ejecutivo para el proceso de reconstrucción del país tras el paso de El Niño costero. Si bien había diversas expectativas sobre esta ley, tras su aprobación han surgido una serie de críticas y observaciones a la forma como el gobierno pretende llevar adelante la reconstrucción en el país. Al respecto Noticias SER conversó con Eduardo Ballón, antropólogo e investigador de Desco.

¿Cómo calificaría a la ley de reconstrucción que fue aprobada por el Congreso de la República?

Es una ley que si bien ha sufrido algunas modificaciones menores, repite una cantidad de viejos errores del Estado para enfrentar los temas de la reconstrucción. En principio es una ley centralista a pesar que se ha negado y bajado el tono en el Congreso a la figura del “zar”. Es una ley que tiene un “zar” que formulará los planes y los aprobará, decidiendo cuáles son las prioridades y con poderes absolutamente ilimitados. En la propuesta original, la única propuesta de control era rendir un informe dos veces al año al Acuerdo Nacional que no tiene ningún tipo de carácter vinculante. Después de la modificación tendrá que presentar su informe al Congreso. Asimismo el “zar” tiene capacidades para las contrataciones y estará, en sentido estricto, por encima de los sectores y obviamente de gobernadores regionales y alcalde.

Se puede decir que además de ser centralista, ¿busca otorga un papel preponderante al sector privado?

La ley es fuertemente centralista. Y de otro lado, la propuesta del “zar” es una lógica, en teoría, del mundo empresarial; pero en este mundo, el “zar” es nombrado cuando ya existe un plan estratégico y operativo, y se le nombra para que lo ejecuten. Pero acá, el “zar” es el dueño de los planes y de todo. Y lo otro es que la ley busca, por distintas vías, incentivar, atraer y coordinar, por no decir promover, la inversión privada en el proceso de reconstrucción. Además la ley de reconstrucción no está enfocada en la gente, sino en la infraestructura, el cemento y la obra. Y tampoco parece claramente enfocada en el territorio, entonces, en términos generales se trata de más de lo mismo.

Entonces, ¿se evidencia la incapacidad que tenemos para aprender de lecciones de experiencias como la fallida reconstrucción de Pisco?

Claro, y como otras experiencias que han manejado exactamente igual el mismo tema. Si uno mira la exposición de motivos de la ley, se sostiene en dos causas: la situación de desastre natural relativamente imprevista, y la incapacidad de los gobiernos regionales y locales para responder ante la emergencia. No hay una palabra sobre el cambio climático, no hay una palabra o línea sobre las ineficiencias del conjunto del Estado, incluyendo el gobierno nacional; por los tanto no debe sorprendernos que no haya mayor una visión territorial y que se niegue unilateralmente que en el proceso de reconstrucción se debe atender la actividad económica que ha perdido la gente o qué pasa con el trabajo que ha perdido la gente, qué pasa con su ubicación definitiva. No sé dijo nada y sin embargo se entra a un gran detalle de las modalidades de cómo podrían ganar los privados.

Tras las modificaciones realizadas ¿considera que la ley de reconstrucción garantiza transparencia y control de los recursos públicos en todo este proceso de inversión?

Le otorga un papel más protagónico a la Contraloría y le otorga un rol al Congreso de la República, pero no avanza en materia de transparencia, ni en materia de participación y vigilancia de la gente. Entre otras actividades del proceso de reconstrucción, no dice nada con respecto al planeamiento y tampoco se preocupa ni atiende claramente la coordinación entre niveles de gobierno. Es verdad que ha mejorado algunos aspectos fundamentales, pero yo diría que en esencia se ha aprobado el enfoque y el esquema del Ejecutivo.

En sentido estricto ¿qué oportunidades está perdiendo el país?

Era una oportunidad para que el país ponga de cabeza al Estado, y en ese escenario redefinir y reenrumbar una descentralización qué tal cómo fue concebida ha fracasado. Esta oportunidad lo que exigía era un liderazgo político y una visión que no ha tenido el gobierno. A partir de las declaraciones del Ministro de Defensa, en algún momento, varios pensaron y creyeron que dentro del gobierno había un ánimo que buscaba hacer las cosas de forma distinta, pero la ley no demuestra absolutamente nada de distinto.

Desde su perspectiva, ¿Cuál hubiera sido la forma más adecuada de llevar adelante la reconstrucción?

Debieron tomarse en cuenta algunas cinco cuestiones elementales. Por ejemplo, cómo se hace el inventario de daños y damnificados, donde se evidencie el cómo se atiende en corto plazo; qué se prioriza a corto plazo y cómo se prevé y se enfrentan los cambios que hay que hacer a un sistema de reubicación de poblaciones integras en algunas ciudades y sistemas de drenaje; para señalar dos de las cuestiones más evidentes y urgentes. Y eso exigía de una estrategia de incorporación de múltiples actores. Cuando el Presidente anunció que, a propósito de la reconstrucción, se iba a producir un diálogo político, las esperanzas de quienes encontraron indicios en el discurso del Ministro de Defensa crecieron, pero no hubo ni diálogo político ni voluntad de escuchar distintas voces. Tampoco de mirar el conocimiento que existe en los territorios y aprovechar de lo que conocen las instituciones sean colegios profesionales, universidades o especialistas en prevención y gestión de desastre.

¿Considera que el apoyo del fujimorismo en la aprobación de la ley está relacionado con la posible liberación de su líder encarcelado?

El apoyo del fujimorismo hay que verlo en dos planos. Primero, como la oposición principal al gobierno, el fujimorismo, había quedado absolutamente descolocado por el activismo y la imagen de capacidad de respuesta que mostraron los ministros, moviéndose por todo el territorio y saliendo a los medios, que definitivamente generó réditos. En ese contexto, el gobierno aprovecha esto para rápidamente presentar una propuesta de reconstrucción, encontrando a una oposición que no había pensado el tema y con el curioso respaldo de varios de los gobernadores regionales involucrados, lo que le permire sacar un acuerdo básico en el Congreso. El otro elemento que atraviesa este asunto, es que por decisión del gobierno, se ha empezado a hablar sobre el indulto y la ley que le conceda una carcelería distinta a Fujimori. Y lo que es más o menos claro, es que eso ha contaminado todo este proceso, donde hubo un diálogo muy pobre sobre lo que le convendría al país. Creo que absolutamente todos estamos de acuerdo en qué es indispensable la reconstrucción, creo que todos los actores han tenido la voluntad de empujar el carro en una dirección razonable. Pero el gobierno y el país ha perdido una oportunidad valiosa.


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